Salimos de Alcalá prontito, a las 08:05, esperando el atasco habitual en la carretera de entrada a Madrid, y…no tenemos atasco, llegamos bien de hora: “esto indica que todo va a ir bien”.
El Palacio de Congresos está abarrotado de diferentes Colegios y alumnos de Universidades de Madrid.
Y el acto comienza bien: la primera ponencia la realiza Ousman Umar, inmigrante que llegó a España en patera y que muestra la cruda realidad de esos viajes, pero, sobre todo, la ilusión de llegar, como él dice, al “paraíso de los blancos”. Nos hace ver que su labor es llevar la educación a su país, Ghana, no las ayudas económicas o alimentarias, sino la formación (la educación a la que el denomina su sueño) que hace que sus amigos y compatriotas no tengan por qué salir de allí. Realmente y poniendo en pie al auditorio.
Tras Ousman, interviene Álvaro Trigo, un joven de 27 años, como otro cualquiera, con sus ilusiones y sueños, que ve truncados tras un incendio en el que el 63% de su cuerpo resultó quemado. Nos muestra esa fuerza de voluntad y los “retos” que han hecho que vuelva a ser esa persona que soñaba ser gracias a su familia y su esfuerzo que coparte con todos los asistentes.