Este año que ahora termina Alborada ha latido con fuerza, su corazón sano, vigoroso y sensible a bombeado lleno de vida, en un año memorable.
El 2020 es memorable para Alborada no solo por lo especial del año COVID, sino por coincidir con la celebración del décimo aniversario del colegio en Alcalá de Henares (Madrid, España) y de Arenales Red Educativa presente en 26 escuelas de diversos países y continentes.
Un año inolvidable que preparamos en otoño de 2019, con el impulso que da al profesorado de la Red el encuentro anual de los casi un millar de profesionales de la educación que integran el equipo. Saber estar alerta y preparados con flexibilidad para los cambios fue clave para afrontar los inesperados retos del 2020. También el APA, en colaboración con el Colegio, facilitó a las familias participar en la sesión de Marián Rojas “Como hacer que te pasen cosas buenas” que nos dio herramientas, sin entonces imaginarlo, para navegar en la tormenta de la crisis sanitaria que estamos viviendo.
Metidos en el invierno los aficionados al esquí viajamos con el Club Deportivo en enero a La Molina para disfrutar de este deporte en la naturaleza y convivir con otros alumnos de escuelas de la Red. En febrero las cuatro Houses: Chameleons, Dolphins, Eagles y Tigers celebramos unidas con entusiasmo la fiesta del colegio e hicimos una fotografía histórica para conmemorar los 10 años de Alborada. Recién estrenado el mes de marzo España recibió un huésped inesperado, el COVID entró en casas, escuelas, trabajo y ocio. Toda nuestra vida se trasladó durante unos meses casi exclusivamente al hogar. Ahí Alborada estuvo a nuestro lado, con “gran ejemplo de compromiso, dedicación y solidaridad” (en palabras de Alfonso Aguiló) por parte de todas las personas que formamos parte de Arenales. Los alumnos trabajaron mucho, los padres trabajamos mucho, los profesores trabajamos mucho, con latidos de servicio incondicional, de auténtico interés y atención por cada uno. Cansados pero felices, tomábamos aire con fuerza en los balcones para seguir peleando contra la adversidad. El más ilustre complutense nos recordaba entonces que “al bien hacer jamás le falta premio”.
Llegó la primavera y la Escuela de familias mantuvo sus sesiones para que ninguno nos quedáramos atrás en la misión que nos une: la educación. En abril, durante las vacaciones de Semana Santa, oramos apiñados junto al Papa pidiendo a Dios que cese la pandemia. Tratamos de descansar, de reponer fuerzas para seguir con el curso en este último año de la década. Mayo nos devolvió algún contacto con las calles y el latido de Alborada continuó constante dando apoyo y cariño a nuestros mayores con cartas, mensajes y canciones. También supimos agradecer el servicio de todos aquellos que trabajan por la salud, la seguridad y el bienestar del resto.
Los latidos del corazón de Alborada se hicieron más fuertes e intensos al llegar junio y celebrar on line las Graduaciones más emotivas de la década.
El verano vino con su habitual calor y los latidos de Alborada se aceleraron en julio con la reapertura física del primer ciclo de Educación Infantil y con el Summer Camp para segundo ciclo de Infantil y Primaria con todas las medidas necesarias para la vuelta segura de nuestros alumnos a las aulas.
Agosto nos trajo el merecido descanso y septiembre el impulso para el gran salto de este corazón atlético: la vuelta al cole más deseada. Todos queríamos volver a clase, nadie dudaba: era necesario, nuestros latidos hablaban con fuerza de esforzarnos por conseguirlo por los más de 1.500 alumnos, y los centenares de Alumni Alborada y sus familias. Acabamos el año con la Navidad, tiempo de familia y tiempo de sueños, pensando en un 2021 mejor en el que nos mantengamos unidos latiendo con el corazón de Alborada.