EDUCACIÓN
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Presentación de Los poemas de amor más antiguos del mundo, de Eduardo Gris Romero
El pasado 1 de junio, en el polideportivo de Primaria, tuvo lugar el acto de presentación de Los poemas de amor más antiguos del mundo, recientemente publicado por Eduardo Gris Romero (profesor de Secundaria en Alborada). La obra, fruto de dieciséis años de investigación, constituye una antología de las primeras manifestaciones de lírica amatoria en las grandes civilizaciones del pasado. «Mi objetivo era que cualquier persona, aunque no supiese nada de literatura antigua, pudiera disfrutar de estos poemas, tan hermosos como desconocidos», dijo el autor. Le acompañaron Antonio Alvar, catedrático de Filología Latina de la UAH; y la doctora Marival Gago, profesora de la misma universidad. «No busquen un libro como este, porque no lo van a encontrar», dijo el profesor Alvar. Para la doctora Gago, la obra «no es que sea excelente, sino imprescindible: hay que leerla». Presidió el acto don Javier Doncel, director de Alborada.
Después de dieciséis años de investigación, Eduardo Gris Romero (seudónimo literario de Eduardo Pérez Díaz, Profesor de Lengua y Literatura ESO en Alborada) ha publicado Los poemas de amor más antiguos del mundo. Estos poemas, tan hermosos como desconocidos, han sido traducidos y comentados por el autor con la intención primordial de acercarlos al gran público, de que cualquiera pueda comprenderlos y disfrutarlos. El libro nos propone un recorrido desde la antigua Sumeria, hace 4000 años, hasta la India del primer milenio d. C., pasando por el Egipto faraónico, China, la Grecia arcaica y el Cantar de los Cantares. Enmarcan la obra una introducción en clave de aventura y unas conclusiones que no solo iluminan el pasado, sino también la forma en que expresamos hoy el amor. Los poemas de amor más antiguos del mundo ha sido publicado por la prestigiosa editorial Pre-Textos.
¡Qué bien lanza el lazo mi amada
aunque no atrape el ganado!
Con su pecho me enlaza,
con sus ojos me arrastra
con sus muslos me amarra,
con su sello me marca.
Egipto, ca. 1200 a. C.